En una de las tantas aventuras nos fuimos para Naguabo, al Infinity Pool. Todavía no se había puesto de moda.
Así que nos dimos a la tarea de irnos tempranito un grupo de charqueros camino al Infinity. Mochila en mano atravesamos los portones que está prohibido la entrada y monte arriba nos fuimos.
La primera vez que tuve la oportunidad no llegamos ni a la primera represa. Ya era tarde por lo que decidimos virar. Pero esta vez, la entrada al monte fue más temprano. Por espacio de 3 horas caminamos bordeando las montañas. Luego del Huracán María el trillo se había puesto cuesta arriba. Lo vivimos en carne propia.
Pasamos varias represas propiedad de la Autoridad de Energía Eléctrica. Saed y Yo llevabamos buen paso así que fuimos los primeros en subir hacia el Infinity. La experiencia, indescriptible. La belleza qque se puede apreciar desde lo alto de aquella montaña es literalmente tocar el cielo. Las fotos no hacen justicia a la hermosura de poder estar en cuerpo y alma allí.
El regreso fue menos intenso, pero al mal paso darle prisa así que regresamos en dos horas. Para cambiarnos y seguir camino a nuestro hogar.