Ya había tenido la oportunidad en varias ocasiones de pasar por allí. Me quedaba asombrada con el patio y los árboles que allí se encotraban. Particularmente, Taty una mañana la llamo para preguntarle si tenía planes ese fin de semana, por lo que me contestó: me voy de camping. De inmediato le pregunté si había espacio para una caseta más. Te llamó fue su respuesta. A los 30 minutos aproximadamente me devolvió la llamda, sí hay espacio, comienza a prepararte que nos encontramos alrededor de las 3:00 p. m. en Santa Isabel.
De inmediato, comenzamos a preparar los bultos, esta vez, iba también Browny - la mascota. Por lo que, había que preparar su bultito con todas y cada una de sus necesidades. Y así fue, nos fuimos de casa a la 1:30 p. m. para realizar la parada obligatoria, la Bendición de Mami, echar gasolina y comprar hielo. Emprendimos camino alrededor de las 2:15 p. m. hacia el Sur.
Llegamos viernes, al Arenero Rosado, bajamos todos los paquetes de la guagua. Lo primero que hicimos fue montar la caseta de campaña y la cocina. Para hace mucho tiempo no realizar tal gestión acomodamos en menos de 45 minutos todo. Como de costumbre siempre me llevo dos casetas de campaña por aquello de que.
La noche del viernes fue sumamente divertida, no conocía a nadie y pude poco a poco conociendo y charlando con aquellos que tenía a mi alrededor, casi todas chicas.
Nos acostamos a dormir por cansancio. En la madrugada ha hecho un frío que hasta Browny se acomodó con Hemmyr en su cama para poder tener calor.
Ya en la madrugada, era alrededor de las 5:30 a.m. cuando ya nos habíamos levantado todos los que estaban de nuestro lado. Comenzamos con las labores de preparar los desayunos para irnos al Cañón Blanco en busca de más petroglifos.
Nos llevamos a Browny para el Cañón, había mucha gente que estaba dispuestos a ayudarnos por el perrito. Y nos fuimos a la aventura. Toda una mañana y una tarde estuvimos allí, no deja de sorprender tan mágico lugar. Es la cuarta vez que lo visito y cada vez puedo distinguir más petroglifos. De hecho, pude retratar el famoso Rubik Cube. Ver semejante atrocidad, le dan deseos de llorar. No obstante, eso no limitó la actividad en lo absoluto.
De más está decirles que la pasamos de maravilla en ese fin de semana. A seguir disfrutando de las maravillas que Puerto Rico nos ofrece.
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