Y llegamos a Hacienda Buena Vista, ubicada en un bosque sub-tropical en las montañas de Ponce aproximadamente del Siglo XIX. Un poquito de su historia, un venezolano recién llegado a Puerto Rico quien compró el terreo de más de 480 cuerdas, cultivándolo de frutos menores. Don Carlos De Vives (su hijo) lo convirtió en una Hacienda en dónde incluyó una residencia, almacenes, cuarteles para esclavos, una casa tostadora con chimenea y el primer molino de harina. Ya para 1847, la Hacienda obtuvo permiso para utilizar el Río Cañas para poder mover las maquinarias. En 1853, instalaron una turbina a reacción que ayudó a producir gran parte de la harina que se consumía en el pueblo.
La tercera generación de los Vives en Puerto Rico, Salvador (hijo de don Carlos), comenzó el cultivo del café en el área sur de la Isla. Allí instaló nueva maquinaria y comenzó a trabajar. Al principio tuvo mucho éxito, al desaparecer los esclavos y el paso del Huracá San Ciriaco (1899), tuvieron que dejar el cultivo del café y dedicarse a la naranja dulce. En 1950, parte de los terrenos de la Hacienda fueron expropiados por el gobierno y repartidos en parcelas.
Actualmente, Para La Naturaleza ofrece el recorrido de la Hacienda. Los guías o los interpretadores de la hacienda son muy diligentes y van explicando paso a paso las áreas. Lo más interesante es el molino que aun está en funcionamiento. Impresionante el poder ser parte de la historia y como una Hacienda logró su éxito y no particularmente un puertorriqueño.
Demás está decirles que el café es exquisito. Pudimos apreciar el tostado del mismo.
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