Un fin de semana de la celebración de la Independencia de los Estados Unidos me fui para Rincón. No podía desaprovechar la oportunidad. Hace mucho tiempo estaba deseosa de pasar una tarde / noche en Rincón para poder disfrutar de sus bellos atardeceres. Hace más de 10 años no me disfrutaba un atardecer tan bello como el que pude presenciar el viernes, 3 de julio. No pudo ser mejor regalo para comenzar mi mes de cumpleaños. Llegamos en la tarde a Rincón, una vez establecidas en el lugar que rentamos nos fuimos para el Balneario de Rincón. Uno sumamente tranquilo y hermoso para contemplar la belleza que Dios nos ofrece. No pude desperdiciar mejor oportunidad para una sesión fotográfica.
El sábado, 4 de julio me fui hacia Playa Lala, Rincón. Para mi sorpresa la playa estaba vacía. Cada quien respetando el protocolo de Distanciamiento Social de acuerdo y cónsono con el COVID-19. Pasé todo el día entre las palmeras y disfrutando de la playa. Estaba súper caliente todo, desde la arena, el agua, incluso el celular. Fue un momento de poder detener el tiempo allí. Disfrutar de tanta belleza regalada por Dios.
Finalmente, en la tarde me preparé para ir a disfrutar de un atardecer en el Faro de Rincón. La verdad no me equivocaba. Así mismo fue, me senté en uno de los bancos a la orilla del acantilado. No había espectáculo más hermoso que ver los colores con que se pintaba el cielo.
Inigualable, indescriptible, hermoso en todo su esplendor. Las fotos no le hacen justicia.
Y de momento, al caer la noche me encuentro al final del camino un columpio. La alegría de estar allí fue inmensa. Habían muy pocas personas en el Faro a pesar que había música country en vivo. Y comenzaron los fuegos artificiales. El cielo estaba sumamente oscuro y comenzó a iluminarse. Poco a poco fueron llegando las familias para poder disfrutar de una noche exquisita de Luna Llena. La verdad es que todo estuvo exquisito. No hubo noche más especial que poder disfrutar en el Faro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario