sábado, 26 de septiembre de 2020

El BBQ de LUILLI, Dorado


¿Estás busy? así comenzó mi sábado.  Me envió, Tito Maldonado #puertoricotoursforless,  por mensaje de texto,   Y resulta ser que el destino es, Rebecca, Camuy y San Sebastián.  Perfecto, dije.  Llévate traje de baño, vamos en búsqueda de varios ríos.  Mi respuesta: eso es perfecto.  Te esperamos.  Y así fue, Hemmyr y Yo preparamos bultos con varios cambios de ropa.  Y a las 11:00 a.m. nos fuimos con rumbo fijo sin horario establecido.

En las conversaciones cotidianas propias de amigos, de momento me percato que está más pendiente al celular.  Me voy a desviar un momento, acabo de recibir una invitación y estamos cerca, sólo son 10 minutitos, me dijo. Para aquel que conoce a Tito, 10 minutitos, se pueden convertir fácil en 45 minutos. 

Cordialmente, recibió una invitación al hogar de Luis y Glenda en Dorado.  Fuimos partícipes de lo hermoso de una réplica de una casita de campo de los años 40, claro está con su modernidad de hoy día.  Nos recibieron como si nos conociéramos de toda una vida.  

Mi pregunta de inmediato ¿qué lo motivó?  Y entre Luis y Glenda se miraron.  Comenzó hablando Luis y nos detalla que en efecto, su Hija Perla Rosa fue el mayor motivo para la construcción y los recuerdos tan hermosos que guarda de su niñez.  He ido poco a poco hasta lograr lo que ustedes están viendo.  

Las rocas que allí nos dan el paso para poder llegar a la casita de madera son del mogote, colocadas una a una.  Todavía nos falta, vamos con calma.  Y, subió Tito por la estrecha escalera, tomando las fotografías y grabando de aquel espacio tan encantador.  Todavía nos falta, vamos con calma, nos mencionó Luis.    Sin embargo, al subir las escaleras por instrucciones de Tito, sube, sube para que veas, y me tropiezo con la hamaca tejida con un mosquitero.  Ahí fue donde terminé de transportarme al hogar de mis abuelos, cuando nos quedabamos allá y para protegernos de los mosquitos teníamos que dormir con ellos.  Ni hablar de los camiones Tonka, tan recientes como que Saed (17 años) y Hemmyr (12 años) tuvieron.   

Y así, quedé inmóvil al ver el columpio, todo aquel que me conoce, sabe que muero por los columpios.  Y no es que nunca hubiese tenido, al contrario, mi Papá siempre me tuvo uno en el patio de mi hogar.  Al punto, hoy día, tengo mi hamaca-silla dentro de mi hogar entre medio de la cocina y la sala.  Es mi modo de relajación, cada quién a su forma y estilo. Y el mío, particular de un alma libre.   

Es que si les sigo contando de lo que ese pequeño espacio me produjo, comienzo a llorar, de la alegría.  Si pudiéramos transmitirles a nuestros jóvenes la felicidad que en aquel entones se vivía, sin celulares, sin Redes Sociales, sólo disfrutando de hora a hora, día a día, sin preocupaciones, solo el de estudiar.  






Nos despedimos sin querer irnos, pero la ruta lo ameritaba.  No obstante, nos invitation a pasar en la noche para poder apreciar así, las luces.  Hicimos nuestro recorrido sin Río, charca o cascada alguna.  Nos tropezamos con un aguacero y truenos incluidos en uno de los restaurantes reconocidos de San Sebastián, ahí pudimos trazar varias rutas para continuar visitando los lugares mágicos que Puerto Rico 🇵🇷 nos ofrece. 

Y así fue, nos dirigimos a Dorado para poder contemplar el espacio de forma diferente, alrededor de las 6:40 p.m. ¡valió la pena regresar! No obstante, prefiero mostrárselo a través de estas fotografías. 

Y nos despedimos en la noche, de que regresamos, regresamos.  

Cabe mencionar, no está abierto al público general.  Están ponderando diversas alternativas para poder mantener el espacio mágicamente.  Y nosotros tuvimos el placer de poder coincidir con ellos.  Gracias,  muchas Gracias Luis, Glenda y Perla Rosa por recibirnos con los brazos abiertos y acogernos en su humilde hogar.  

Tenemos pendiente muchas aventuras juntos, así que, para luego es tarde.  













      

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