Y nos fuimos a la aventura para eliminar o trabajar con los miedos a las alturas. Me fui con Hemmyr, mi compañero de hazañas...
Tengo que reconocer que, la noche anterior no pudimos dormir nada de nada a raíz de la ansiedad.
Y llegó el sábado, nos desayunamos, terminamos de acomodar todo el
La guagua y de ahí a las 6:00 a.m. salimos, con calma por todo el camino, Hemmyr se quedó dormido. Ya a las 7:25 a.m. estábamos en el estacionamiento esperando las instrucciones para dar comienzo.
Como parte del protocolo, esperar en el carro a ser llamados. No pasaron 10 minutos cuando nos llamaron y comenzaron a vestir con el equipo de seguridad.
Del primer grupo, solo fuimos 10. La organización exquisita. Nosotros hicimos el 4 y 5. Inicialmente, comenzamos con los Zipline de 8 cables, el último fue de los cables el más largo, más alto súper espectacular.
Nos fueron a recoger, y directito a cambiarnos el equipo de seguridad porque nos tocaba la Gran Aventura, El Monstruo y luego la Bestia. El Monstruo tiene 2 millas de distancia y la Bestia tiene 1 milla de distancia.
Reconozco, nuevamente, que lo único que hacía era llorar sin que me escucharan. Comenzaron a vestirme poco a poco, Hemmyr ya estaba listo, resulta ser que día a mi a quien primero tiraron... no quedó de otra que comenzar a disfrutar, relajarme y continuar. Ya estaba ahí arriba, así que, no hay de otra.
Una aventura que repito de seguro sin pensarlo dos veces.
Hemmyr está vestido con camisa blanca, mi camisa la azul...