Y llegué de madrugada a la Ciudad Capital, San Juan. Hacia mucho tiempo no me disfrutaba una amanecer como el que pude apreciar. Me invitó una amiguita, con el firme propósito de poder correr / caminar hacia El Morro, unas 4 millas aproximadamente. Esperé el encuentro en El Escambrón. Para mi sorpresa estaba lleno de personas practicando distintos deportes. Fue sumamente interesante el poder apreciar a todo tipo de edad. Inicialmente quedé historiad. Iba caminando a paso lento, disfrutando el momento. Y fueron llegando poco a poco las personas que habían hecho el compromiso de ir al encuentro deportivo.
Y comenzamos puntual a las 6:30 a.m. en el camino se pueden apreciar las veinte historias que en carro realmente se hace cuesta arriba el poder apreciar. Mientras, Marisabel iba ajorándome. No se cual era el propósito, simplemente iba aprovechando el momento para poder respirar salitre, sí, salitre. Hacia mucho tiempo deseaba estar en contacto con ese aroma tan exquisito. Me dio con apretar el paso, y de caminar a caminata y luego a trotar y seguir trotando. Llegué a la cuesta, sí, la cuesta y bajé la intensidad al punto de ir al paso caminando al paso. Ver como se iba mezclando el sol con el horizonte, un espectáculo divino. Y apreté el paso hasta finalmente llegar a la puerta de El Morro. Y es que la tienes que tocar, sino fue en vano toda la caminata.
El regreso, fue más interesante, vas con ánimo y las fuerzas más divididas. Tropiezas con todo y con todos. Una experiencia que sin dudas a repetirla.
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