miércoles, 22 de febrero de 2017

Flecha de Luz, Boys Scouts - Angel Hemmyr

La Flecha de Luz es uno de los momentos importantes y culminates de la Manada.  Casualmente, ese mismo año Angel Hemmyr tomó la decisión de dejar la Manada 317 para ir a jugar Baloncesto.  Uno de sus deportes favoritos.  Así que, puedo decirles que me llenón un sentimiento de mucha tristeza.  Pero, entendía que era una etapa más que culminaba en mi vida.  Llena de muchas aventuras, diversión, aprendizaje, mucha paciencia, tolerancia.  
Esos niños llevaban conmigo desde Kinder, Primero, Segundo, Tercero, Cuarto, Quinto Grado la mitad de su niñez y comienzo de la adolescencia.  Los llevé por el camino del aprendizaje y la empatía, sin dejar atrás todos y cada uno de los valores que trabajabamos mensualmente en la Manada.

La Manada 317 se convirtió en mi segunda familia.  Aprendí con don Saúl y doña Viviana, lo que es el proceso de trabajar con veinte mil pensamientos, y a como de lugar lo que Yo deseaba era finalmente, lo que se hacía.  Claro, con mucha astucia y poder de convencimiento.  Y lo logré.  

Con ellos, tuve la oportunidad de comenzar, procesar y finalizar mi Wood Badge y ser una Castora.  Realmente, ese animal es el que va conmigo.  Edifica, construye e instruye a los que están a su alrededor.  Aprendí que una sonrisa puede más que un discurso.  

Me despedí con el alma rota, partida, hecha cantos.  Pero cada quien tiene en su haber un tiempo limitado para cumplir sus sueños y nosotros dos, Hemmyr y Yo logramos conectar tanto y tanto que hoy día el conoce y Yo lo conozco con solo mirarnos. 

Ese último abrazo en la Ceremonia de Flecha de Luz, juntamos nuestros sueños y a la vez nos separamos, dejando saber que cada quien había logrado su cometido.

Grandes recuerdos guardo y seguiré guardando. 

 

























Hacienda Sabanera, Cidra






Una de las experiencias más gratificantes que he tenido a lo largo y corto de mi vida, ha sido el poder pertenecer a una de las organizaciones más hermosas, los Boys Scouts.  Lo que allí no se aprende, te quedas por el resto de tu vida sin poder experimentar lo más sencillo de la vida. 

Un mes sí, un mes no, teníamos la oportunidad de acampar en algún lugar remoto de Puerto Rico.  De ahí nuevamente el tomar las aventuras.  Nos preparábamos muy bien para pasar un fin de semana de aventura.  Y así, una vez salíamos del campamento, la excusa, lo que había cerca poderlo retratar y disfrutarlo.

Ahora bien, nos fuimos para Hacienda Sabanera en Cidra. Llegamos un viernes alrededor de las 3:30pm y comenzamos a bajar cada quien sus pertenencias y seleccionar el lugar dónde iban ubicadas las casetas de campaña.  Por la noche, como de costumbre la chocolatada.  Los baños estaban cerca del potrero.  El agua, congelada.  No había rastro de que hubiese un calentador cerca.  

La noche, literalmente se convirtió en un igloo de lo frío que estaba la temperatura.  Nos tuvimos que acurrucar más de lo que estábamos.  Incluso, nos tuvimos que poner mahones y los abrigos.  

Ese mismo día, salí un momento para ir a comprar unas sábanas para poder pasar la noche y descansar un rato.

Un lugar hermoso.  Lleno de una magia increíble. 






















Los 7 Chorros, San Lorenzo

Puerto Rico esta últimamente "on fire" con el calor intenso.  Así que luego de un juego de baloncesto de Hemmyr, nos cambiamos de ...