Una de las experiencias más gratificantes que he tenido a lo largo y corto de mi vida, ha sido el poder pertenecer a una de las organizaciones más hermosas, los Boys Scouts. Lo que allí no se aprende, te quedas por el resto de tu vida sin poder experimentar lo más sencillo de la vida.
Un mes sí, un mes no, teníamos la oportunidad de acampar en algún lugar remoto de Puerto Rico. De ahí nuevamente el tomar las aventuras. Nos preparábamos muy bien para pasar un fin de semana de aventura. Y así, una vez salíamos del campamento, la excusa, lo que había cerca poderlo retratar y disfrutarlo.
Ahora bien, nos fuimos para Hacienda Sabanera en Cidra. Llegamos un viernes alrededor de las 3:30pm y comenzamos a bajar cada quien sus pertenencias y seleccionar el lugar dónde iban ubicadas las casetas de campaña. Por la noche, como de costumbre la chocolatada. Los baños estaban cerca del potrero. El agua, congelada. No había rastro de que hubiese un calentador cerca.
La noche, literalmente se convirtió en un igloo de lo frío que estaba la temperatura. Nos tuvimos que acurrucar más de lo que estábamos. Incluso, nos tuvimos que poner mahones y los abrigos.
Ese mismo día, salí un momento para ir a comprar unas sábanas para poder pasar la noche y descansar un rato.
Un lugar hermoso. Lleno de una magia increíble.
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