Nuevamente regresamos a los columpios. Se ha vuelto una
costumbre. En Río Grande, pues sí, es un lugar privado con su columpio en
la parte de atrás. Particularmente, los dueños se encontraban allí y nos
permitieron el utilizarlo con mucho cuidado. Cuando se percataron que teníamos
la Bandera de Puerto Rico, se acercaron a nosotros para ellos también poder
tirarse unas cuantas fotos. Fue sumamente curioso. Nos sentamos un
buen ratito a descansar y poder admirar la belleza que esa playa nos
ofrece. Al rato, caminamos unos cuantos pasos y encontramos una serie de
estrellas de mar y erizos.
Una vez culminamos con la sesión de fotografía, nos fuimos para el apartamento. Al llegar al apartamento nos percatamos que se encontraba un velero, aprovechamos la oportunidad y seguimos con las fotos. Ya al rato a comer y pasar una velada exquisita.
A seguir disfrutando de las bellezas que Puerto Rico nos ofrece.
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