Y es que seguimos disfrutando de las bellezas que nos ofrece la visita a Miami. Luego de viajar por 3 horas para llegar a casa de unas amistades y literalmente pernoctar por 5 horas. Nos fuimos a la aventura para variar de un parque temático, Bush Gardens. Y es que janguear en el aire se ha vuelto como parte de nuestra vida cotidiana. Ha sido sumamente divertido el poder conectar con viejas amistades las cuales las podemos llamar familia.
Llegamos temprano al parque. Para ser sincera, me conformaba solamente con pasear por los alrededores del parque. No me dejaron. Literalmente me obligaron a motarme en las machinas. Horrible. La sensación es horrible. Y las alturas no son mi fuerte. No tengo idea de cuantas atracciones me monté. La más impactante fue Falcon Fury. Yo pude identificar hasta la Argentina, El Polo Sur y el Polo Norte. Lo más increíble fue cuando nos pusieron a mirar boca abajo. Lo único que recuerdo fue el cerrar los ojos y encomendarme a Dios. No podía hacer más nada. En dos de las tantas atracciones que hay en Bush Gardens, no hubo Dios ni forma que me montara. Las demás fui con GO WITH THE FLOW. Andaba con 3 arriesgados de por vida, Yo creo que es la edad y las experiencias que me han detenido a ser arriesgada.
Mientras ellos iban sube y baja. Yo me entretuve en las tienditas para poder ver lo que allí había. Y ni hablar del tren, realmente quería montarme en el y pasear por todo el parque, pero no me dejaron tampoco, que eso es de niños pequeños. No obstante, me conformé con verlos reír.
Nos quedan muchas más aventuras por disfrutar y experimentar. Esto es sólo el comienzo.
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