Y es que quedamos tan encantados de Miami que decidimos nuevamente montarnos en un avión a continuar disfrutando de las bellezas que tiene para ofrecernos. Pues sí, aquí en Puerto Rico las playas son espectaculares. Esta vez nos fuimos al bote, ¿por qué no? Si están las oportunidades, hay que disfrutarlas y máxime cuando está la familia envuelta.
Esta vez nos fuimos a mediados de semana para que las labores escolares no se vieran afectadas. Y así fue, mochila en mano ya que habíamos dejado ropa allá. Llegamos a la casa a descansar y comenzar una mañana en las labores tanto escolares como docentes. Las ventajas que nos ofrece la educación en línea. ¡un éxito!
Viernes, todos lo tomamos libre, cuando se puede se puede. Y es que llegamos a la marina. Bajamos las pertenencias, el flotador, no se puede quedar.
Y se prendió el bote y salimos de la marina a mar abierto. Fort Lauderdale estaba literalmente frente a nosotros, impresionante. El capitán, un chiste y los tripulantes, ni hablar. Una mañana, tarde y noche día en alta mar, no hay forma de describirlo. Y las que nos esperan. Ya contemplando la posibilidad de quedarme por allá. Y comenzar, ¿qué si me atrevo? Por supuesto.
A seguir disfrutando. Como dice la canción: Quiereme mientras se pueda...
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